martes, 16 de octubre de 2007

-A mí me llama la atención China.
- ¿Por qué? -interrogué a mi amiga Laura la del bar.
-De los países comunistas o pseudocomunistas que quedan, China es el único que es respetado por el resto del mundo.
-Y te huele a chamusquina.
-Algo parecido. ¿Cuál el ataque feroz que todos hacen al resto de países comunistas?
-Que sean totalitarios, sin libertad, y en los que no se respetan los derechos humanos.
- Eso es -continuó su discurso mi amiga Laura-. El caso es que China es un estado en el que sólo hay y sólo gobierna un solo partido, el Partido Comunista Chino, no hay libertad de expresión ni de reunión ni de pesamiento político. Y, para hablar de derechos humanos, ¿hablamos de la penas de muerte y sus ejecuciones? Pero, claro, China es un goloso pastel económico y puede que de más sabores. Ahí es donde yo creo que reside su fuerza y su capaciad de atracción.

Ante la parrafada de Laura, me quedé callado y pensativo. Y me dio por desear, que las palabras de Hu Jintao, en el XVII Congreso del Partido Comunista Chino, a favor de un desarrollo económico y científico pero no a cualquier precio, sino teniendo en cuenta sus consecuencias sociales, medioambietales y culturales, a favor de una sociedad china en armonía tratando de corregir los injustos desequilibrios regionales y sociales, llegue a buen puerto.

-Lo que yo de verdad quiero es un país comunista verdaderamente democrático -esta noche no había quien parara a Laura.

En la radio, porque en el bar de Laura ya no hay televisión, Hu Jintao no se perdía en su discurso: "...una sociedad socialista, democrática, basada en el gobierno de la ley, justa, creíble, llena de vitalidad, segura y...".

Sin ton ni son, Laura me preguntó:

-¿Abrimos o no abrimos las ventanas?

No hay comentarios: