miércoles, 31 de octubre de 2007

Yo te escribo desde Líbano, mejor ni especificar desde qué lugar concreto.
He leído la postal que recientemente te envió una mujer, imagino yo, desde Londres. Y, aunque sea redundar en el mismo tema de la literatura, yo también me alegro por la concesión del Premio de las Letras 2007 de la Fundación Príncipe de Asturia al escritor israelí Amos Oz.
Y quiero dejar anotada en esta postal una de sus ideas: habrá muchos caminos pero no será el de las armas aquel que acabe con el conflicto palestino-israelí.
Y, además, afirmar la necesidad de la literatura como aquel espacio en el que todos podamos aunque sólo sea imaginar un mundo distinto y mejor me ha parecido fantástico pero a la vez verosímil e, incluso, mágico. Ojalá que también sea una premonición.
- Hay que joderse. Qué poder aún tienen los curas.
-¿Por qué lo dices, Laura?
-¿No has leído la última postal que te llegó?

Aquí va una postal desde Valencia, y no exenta de vergüenza.
Como sabrás hay en esta ciudad, también imagino yo que en el resto de España, un grupo de gente que ha decidido apostatar de la iglesia católica por considerar que en su bautismo no hubo ninguna voluntad propia sino, en el mejor de los casos, o devoción de los padres o simple convencionalismo social de la época. Yo también quiero apostatar. A mis cincuenta y cinco años, en nuestra sociedad libre y democrática, después de haber tenido tres hijos a los que mi mujer y yo no hemos bautizado para dejarles la libertad a ellos mismos, y tras haber tomado mi propia elección en relación a la cuestión religiosa, me parece algo de lo más consecuente, moral, y normal que me borre del registro eclesiástico al que ya no pertenezco.
Pero la verdad es que aún no me he decidido. Me da vergüenza y miedo. No me preguntes a qué. Pero me da miedo. Esta sensación mía sí que no me parece normal y, sin embargo, así es.
De todas formas no es extraño en mí. Hasta hace bien poco me daba un corte de muerte ir a comprar condones. Más de una vez me sorprendí a mí mismo merodeando alrededor de una farmacia a la espera de que el mancebo se quedara sin clientes para entrar yo como un rayo y de incógnito a por una caja de preservativos.
Aunque sé de sobra que esto no es ningún consultorio sentimental, no quiero desperdiciar la ocasión sin dejarte una pregunta en el aire: ¿Esto sólo me pasa a mí? ¿O crees tú que es algo propio de la gente de mi generación y más habitual de lo que generalmente se confiesa? Muchas veces me da por pensar que se trata simplemente de una cobardía mía.

domingo, 28 de octubre de 2007

Desde fuera de casa se ven las cosas desde otras perspectivas, y en este caso me parece pertinente el plural. Esta es otra de las ventajas de los viajes.
Que este año le hayan concedido el nobel de literatura a Doris Lessing me ha alegrado mucho y por partida doble: primero, porque al estar viviendo en Londres me ha parecido como si se lo hubieran dado a una de las mías, aunque sea de otra nacionalidad, si es que se puede afirmar que los libros tienen patria; y, segundo, por ser una escritora que ya me dejó huella en los 80. Por casualidad, me he enterado de que en España ya no se encuentra en las librerías su "Cuaderno dorado"; yo sí que conservo como un pequeño tesoro una primera edición de la versión en español de mayo de 1979 de la Biblioteca Universal Caralt, así que con la lotería del nobel también a mí me ha tocado una pedrea.
Recuerdo que en el 2001 me había dado por releer obstinadamente, on la sensación de que alguien expresaba mucho mejor lo que yo misma llevaba rumiando como una verdad el discurso que pronunció en Oviedo cuando le concedieron el Premio de las Letras.

Érase una vez un tiempo -y parece muy lejano ya- en el que existía una figura respetada, la persona culta.
Este tipo de educación, la educación humanista, está desapareciendo. Cada vez más los gobiernos -entre ellos el británico- animan a los ciudadanos a adquirir conocimientos profesionales, mientras no se considera útil para la sociedad moderna la educación entendida como el desarrollo integral de la persona.

Hay un nuevo tipo de persona culta, que pasa por el colegio y la universidad durante veinte, veinticinco años, que sabe todo sobre una materia -la informática, el derecho, la economía, la política- pero que no sabe nada de otras cosas, nada de literatura, arte, historia, y quizá se le oiga preguntar: "Pero, entonces, ¿qué fue el Renacimiento?" o "¿Qué fue la Revolución Francesa?"

Hasta hace cincuenta años a alguien así se le habría considerado un bárbaro. Haber recibido una educación sin nada de la antigua base humanista: imposible. Llamarse culto sin un fondo de lectura: imposible.

Su defensa, más que de las humanidades, del espíritu humanista me pareció un acertado golpe de atención.

P.D.: Para tu información, durante estos días ya se instaló en Londres el otoño, lluvioso y gris, con ese toque desapacible que te hace apreciar más el interior de una pub o el calor de tu casa.

miércoles, 24 de octubre de 2007

He cruzado el charco. Brasil es todo un mundo. Lo poco que conozco de aquí ya me ha sorprendido: es un país de contrastes, cuya raíz se tambalea sobre una injusticia, aunque velada, no por ello menos sangrante.
Aquí he encontrado mi oportunidad. En principio, las perspectivas para un profesor de español son muy halagüeñas. Si las leyes actuales no se pierden por el camino con los vaivenes políticos, nada imposible por estos lares, me dedicaré a la enseñanza del español como lengua para extranjeros. Pero no sólo temo a los políticos de aquí, también los míos me producen no menos inquietud. Sólo espero que la enseñanza y difusión del español en el mundo no se quede sólo en fogonazos sonoros pero huecos, en fachadas para que medren los fantoches, en un continuo desagüe de dinero público en comadreos, inauguraciones y solemnes recepciones.
No es cuestión de aparentar ni tergiversar cifras ni estadísticas. La situación del español en el mundo es la que es. No conviene olvidar que los nuevos alumnos y, más aun, los amantes del español deben ser ganados uno a uno, día a día.
Debemos apreciar y estar orgullosos de nuestra lengua. Pero conviene no ser fatuos. La humildad, lo primero; después, la planificación, la ilusión y el trabajo. Todo lo demás sobra, salvo en las fiestas de guardar.
Un abrazo desde Brasil para el hombre de las postales.

domingo, 21 de octubre de 2007

De Bolivia, el Che y otros dogmatismos...
He viajado mucho, más en sueños, y a veces me ha dado por considerar esta manía de moverme de un sitio para otro como un símbolo de mi relativismo.
Efectivamente, acostumbrado a conocer tierras distintas, gentes de todos los colores, amaneceres de todas las latitudes y las más increíbles formas de adaptarse al medio y de sobrevivir, acabo por relativizarlo casi todo.
No obstante, nunca he logrado ser complaciente ni aun comprensivo con los dogmatismos. A las personas compartimentos estancos siempre las he visto como unos buscavidas de pacotilla, unos verdaderos camaleones que son capaces de instalarse en determinadas etiquetas con mayor rapidez que aquella con la que funcionan sus mentes. Y, sobre todo, les compadezco, son unos seres con auténtico miedo a la libertad.
Por eso, me parecen mezquinas y zafias las valoraciones del Che como un caudillo realizadas por aquellos a los que nunca les faltó no digo ya un pedazo de pan que echarse a la boca sino los medios necesarios para poder lucirse como espantapájaros de la progresía cuando a ésta le tocaba la vez, y las realizadas por aquellos que en otros tiempos lo elevaban a los altares con una flor taponándoles el culo o brindaban con el champán de sus papás los sangrientos disparos de otros que, equivocados o no, pagaron sus acciones con su vida.
Además, es inútil hablar del pasado con un dogmático: lo mataríamos de vértigo y, también, de vergüenza, si es que antes no se la ha comido un burro.

sábado, 20 de octubre de 2007

He estado mirando y remirando esta postal, más bien una fotografía con una anotación por detrás, del espectáculo espezlunante causado por el atentado en Karachi, Pakistán, el día 18 de octubre de 2007.
Lo primero que me llama la atención es el azaroso contraste: ciento treinta muertos y una sobreviviente, Benazir Bhutto. Después, se me nubla la vista, hasta que acabo viendo la realidad de Pakistán, igual que me sucede con otros países, como un puzle de infinitas piezas que no encanjan unas con otras y que, con el roce y la presión, estallan en un macabro juego de fuegos artificiales.
Las últimas bombas son un buen ejemplo de ello, mejor dicho, un triste y mal ejemplo.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Una amiga quedó en enviarme una postal desde Etiopía. Marcha pasado mañana para recoger a un niño de cuatro años al cual va adoptar.
El otro día la vi en el centro, estaba nerviosa y acelerada como una primeriza, aunque no es éste el caso. Andaba comprando pijamas para su nuevo niño. La embargaba la ilusión y, a la vez, la incertidumbre la zarandeaba.

Mis deseos más felices para esta amiga, y mi enhorabuena porque, entre todas las razones que pueden impulsar a unas personas a adoptar a un niño, entre todas, estoy seguro, nada a contracorriente una valiente fuerza de solidaridad.

¡Y ojalá no se olvide de mi postal!

martes, 16 de octubre de 2007

-A mí me llama la atención China.
- ¿Por qué? -interrogué a mi amiga Laura la del bar.
-De los países comunistas o pseudocomunistas que quedan, China es el único que es respetado por el resto del mundo.
-Y te huele a chamusquina.
-Algo parecido. ¿Cuál el ataque feroz que todos hacen al resto de países comunistas?
-Que sean totalitarios, sin libertad, y en los que no se respetan los derechos humanos.
- Eso es -continuó su discurso mi amiga Laura-. El caso es que China es un estado en el que sólo hay y sólo gobierna un solo partido, el Partido Comunista Chino, no hay libertad de expresión ni de reunión ni de pesamiento político. Y, para hablar de derechos humanos, ¿hablamos de la penas de muerte y sus ejecuciones? Pero, claro, China es un goloso pastel económico y puede que de más sabores. Ahí es donde yo creo que reside su fuerza y su capaciad de atracción.

Ante la parrafada de Laura, me quedé callado y pensativo. Y me dio por desear, que las palabras de Hu Jintao, en el XVII Congreso del Partido Comunista Chino, a favor de un desarrollo económico y científico pero no a cualquier precio, sino teniendo en cuenta sus consecuencias sociales, medioambietales y culturales, a favor de una sociedad china en armonía tratando de corregir los injustos desequilibrios regionales y sociales, llegue a buen puerto.

-Lo que yo de verdad quiero es un país comunista verdaderamente democrático -esta noche no había quien parara a Laura.

En la radio, porque en el bar de Laura ya no hay televisión, Hu Jintao no se perdía en su discurso: "...una sociedad socialista, democrática, basada en el gobierno de la ley, justa, creíble, llena de vitalidad, segura y...".

Sin ton ni son, Laura me preguntó:

-¿Abrimos o no abrimos las ventanas?

domingo, 14 de octubre de 2007

Se ha levantado la estatua "Imagine Peace Tower" en una pequeña isla en la bahía de Reikiavik, en Islandia.














Imagina que no existe el Cielo
es fácil si lo intentas
sin el Infierno debajo nuestro
arriba nuestro, solo el cielo
Imagina a toda la gente
viviendo el hoy...

John Lennon sigue vivo. Resucitó el 8 de diciembre de 1980.

Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nadie por quien matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz...

No me interesa el hombre John Lennon , me interesa su obra, su símbolo, sus sueños y el deseo del mundo en paz que nos inculcó. En el silencio de Islandia, "Imagine" suena con mayor transparencia.

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno

Las utopías quizás no sirvan para construir un mundo mejor, pero estoy seguro de que ayudan a sobrevivir en el mundo que heredamos, este mundo en el que vivimos.

Imagina que no hay posesiones
quisiera saber si puedes
sin necesidad de gula o hambre
una hermandad de hombres
imagínate a toda la gente
compartiendo el mundo

Los sueños es lo único que nos queda a mucha gente.

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno

Nunca debió ser un pecado ser un soñador.

Alguna vez en mi vida he de viajar a Reikiavik.

YouTube - Imagine

viernes, 12 de octubre de 2007

He soñado con Ameland, una de las islas Frisias, de Holanda. La culpa la tuvo una postal que recibí ayer. Contemplándola, me quedé como extasiado.
Soñé que recorría en bicicleta una carretera, en silencio, hacia el mar. El viento me aireaba y la lluvia me espabilaba el ánimo. Avanzaba solo y, sin embargo, me sentía acompañado por toda la naturaleza que me rodeaba, una tierra llana, con hierbas de corta altura que se bamboleaban a su capricho, y un cielo inmenso, claroscuro, con un horizonte infinito.
Luchaba por avanzar, por alcanzar el mar y, pese a todo el esfuerzo que hacía, me sentía tranquilo, nada agarrotado, ágil. Y llegué a ver el mar, estaba ahí, enfrente de mí, al alcance de la mano; pero, por más fuerza y empeño que ponía en el pedaleo, no lograba alcanzarlo, devoraba metros y kilómetros, y el mar se hallaba ahí mismo, pero nunca se dejaba apresar, era imposible. Y, sin embargo, yo me sentía bien, continuaba pedaleando, sin miedo, sin angustia, estaba a gusto conmigo mismo y con el mundo que me rodeaba. La felicidad sólo consistía en intentarlo, no era necesario tocar el mar. Y aquel silencio... Y, a la vez, aquel fragor del viento y del agua...

miércoles, 10 de octubre de 2007

Ya no puedo callar la mentira por más tiempo. Sí he recibido postales de Birmania pero no he querido hacerles caso.
Por alguna razón, mi instinto, puede que equivocado y transtornado por los prejuicios, me aconseja no fijarme en los nombres propios de los que me hablan las postales que me han llegado. He querido pasar de las organizaciones de la oposición, de los organismos internacionales, de la premio nobel, de los abades de los monasterios budistas.
Y he querido vislumbrar en los recientes acontecimientos de Birmania una rebelión de voces anónimas, una protesta del pueblo para reclamar justicia. Esta es la película que me interesa de Birmania, un país rico de recursos y con un pueblo que se pone a andar.
Me daría mucha rabia que el último despertar de este pueblo volviera a ser traicionado, como ha sido lo habitual en muchísimas ocasiones en esas tierras y en otras por una política personalista y egoísta, por el poder amoral de los ricos o el despiadado juego de los intereses internacionales.
Por cierto, y ahora no miento, de las gentes sin nombre que gritan por las calles de Birmania, de esas no he recibido ninguna postal. Supongo que, si no encuentran en sus bolsillos una moneda para pagarse el billete del autobús para ir al trabajo, imposible será que puedan permitirse el comprar un sello de correos.
- Al menos por esta vez, estoy de acuerdo contigo -me dijo, casi susurrando, mi amiga Laura la del bar.

miércoles, 3 de octubre de 2007

En el buzón no había ninguna postal de Birmania; pero, sí había una de Benidorm. Su remitente es un joven de dieciocho años que se pasó trabajando todo el verano de ayudante de un fontanero. Entre julio y agosto se ganó mil euros. De ellos no le queda nada: entre los fines de semana y un viaje relámpago de fiesta se esfumó cada moneda.
Como ves, estoy en Benidorm: es mi premio a dos meses de curro duro. No me preguntes si esto es guapo o feo, porque la verdad es que aún no lo conozco, aunque no debe de estar mal. La noche en las discotecas es muy larga y las horas del día hay que aprovecharlas para dormir y reponerse para la noche siguiente.
-Y aún no has escrito nada de Birmania -mi amiga Laura la del bar no deja descansar la puntilla.
-Ya te dije que aún no me habían enviado desde allí ninguna postal.
-Oye, ese chico se lo tuvo que pasar de puta madre. Aquí, en este país, se trabaja duro, pero también te lo puedes pasar en grande -a Pepe, el del kiosko, parecía darle envidia la parranda de Benidorm.
-También en Birmania se trabaja duro y, sin embargo, a la gente no le llega el dinero para pagarse el autobús.
-Tú, Laura, siempre refunfuñando -Pepe no quería abandonar su sueño.
-Pero, ¿qué vas a esperar de unos gobernantes que cambian la numeración de todos los billetes del país para que no aparezca el cero, porque consideran que es un número de mala suerte? -Laura remató la faena.
LLegué al bar de Laura a las diez de la noche. Se había cabreado con la televisión porque no había encontrado en todos los canales un solo programa que le gustara y acababa de estampar contra la pantalla una botella de cerveza que previamente se había bebido. Y se había pasado a la radio. Estaba ensimismada escuchando las noticias de los últimos desastres ocurridos en el mundo.
Sin hacerme ni caso, me espetó con rabia sin contener:
-¿A qué esperas para hablar de Birmania? ¿A que sigan cayendo más civiles y monjes vestidos de azafrán?
-Aún no he recibido ninguna postal de allí.
-Por lo que veo, tampoco los Reyes Magos le han escrito a la O.N.U., porque, la pobrecita, va lenta y preocupándose no sé muy bien de qué. Y, mientras tanto, un país rico es la cuna de hombres pobres.
Laura puede conmigo siempre que quiere.
Y, cuando se decidió a preguntarme qué quería beber, ya tenía un nudo de agonía que me cortaba el estómago. Así que, sin mojar la garganta, me marché del bar con ganas de abrir el buzón de mi casa y ver si, por fin, alguien me había enviado noticias de Birmania.