He cruzado el charco. Brasil es todo un mundo. Lo poco que conozco de aquí ya me ha sorprendido: es un país de contrastes, cuya raíz se tambalea sobre una injusticia, aunque velada, no por ello menos sangrante.
Aquí he encontrado mi oportunidad. En principio, las perspectivas para un profesor de español son muy halagüeñas. Si las leyes actuales no se pierden por el camino con los vaivenes políticos, nada imposible por estos lares, me dedicaré a la enseñanza del español como lengua para extranjeros. Pero no sólo temo a los políticos de aquí, también los míos me producen no menos inquietud. Sólo espero que la enseñanza y difusión del español en el mundo no se quede sólo en fogonazos sonoros pero huecos, en fachadas para que medren los fantoches, en un continuo desagüe de dinero público en comadreos, inauguraciones y solemnes recepciones.
No es cuestión de aparentar ni tergiversar cifras ni estadísticas. La situación del español en el mundo es la que es. No conviene olvidar que los nuevos alumnos y, más aun, los amantes del español deben ser ganados uno a uno, día a día.
Debemos apreciar y estar orgullosos de nuestra lengua. Pero conviene no ser fatuos. La humildad, lo primero; después, la planificación, la ilusión y el trabajo. Todo lo demás sobra, salvo en las fiestas de guardar.
Un abrazo desde Brasil para el hombre de las postales.
Aquí he encontrado mi oportunidad. En principio, las perspectivas para un profesor de español son muy halagüeñas. Si las leyes actuales no se pierden por el camino con los vaivenes políticos, nada imposible por estos lares, me dedicaré a la enseñanza del español como lengua para extranjeros. Pero no sólo temo a los políticos de aquí, también los míos me producen no menos inquietud. Sólo espero que la enseñanza y difusión del español en el mundo no se quede sólo en fogonazos sonoros pero huecos, en fachadas para que medren los fantoches, en un continuo desagüe de dinero público en comadreos, inauguraciones y solemnes recepciones.
No es cuestión de aparentar ni tergiversar cifras ni estadísticas. La situación del español en el mundo es la que es. No conviene olvidar que los nuevos alumnos y, más aun, los amantes del español deben ser ganados uno a uno, día a día.
Debemos apreciar y estar orgullosos de nuestra lengua. Pero conviene no ser fatuos. La humildad, lo primero; después, la planificación, la ilusión y el trabajo. Todo lo demás sobra, salvo en las fiestas de guardar.
Un abrazo desde Brasil para el hombre de las postales.
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