sábado, 20 de octubre de 2007

He estado mirando y remirando esta postal, más bien una fotografía con una anotación por detrás, del espectáculo espezlunante causado por el atentado en Karachi, Pakistán, el día 18 de octubre de 2007.
Lo primero que me llama la atención es el azaroso contraste: ciento treinta muertos y una sobreviviente, Benazir Bhutto. Después, se me nubla la vista, hasta que acabo viendo la realidad de Pakistán, igual que me sucede con otros países, como un puzle de infinitas piezas que no encanjan unas con otras y que, con el roce y la presión, estallan en un macabro juego de fuegos artificiales.
Las últimas bombas son un buen ejemplo de ello, mejor dicho, un triste y mal ejemplo.

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