jueves, 31 de enero de 2008

calles salpicadas de violencia y de muerte, aceras con cuerpos mutilados, cadáveres putrefactos, violaciones de mujeres y niños, masas de carne sin vida cosidas a machetazos, odios como cuchillos en los ojos, los más bajos instintos en las uñas de los dedos, obligada resignación de la miseria y del abandono,sueños cercenados de raíz,pisoteada la más mínima ilusión, olor a carne chamuscada, masas enfurecidas y descontraladas, regueros de almas sin apenas cuerpo que huyen de sus hogares en busca de un futuro desconocido, nubarrones de incertidumbre, miedo, castraciones en serie, sonrisas diabólicas, crudas luchas callejeras, tiroteos, sinrazones, bandas étnicas hermanas y rivales, juegos a muerte de adultos con arcos y flechas, casas incendiadas, saqueadores

No es esto una indecente y morbosa escena de una mala novela negra; es la puta y descarnada realidad actual de Kenia.

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