viernes, 21 de septiembre de 2007

Bochum,ciudad alemana de la cuenca del Ruhr, no es bonita, pero eso qué importa.
Su historia va por otros derroteros.
“El sudor está pasado de moda; lo moderno es el intelecto”, éste es su último eslogan.
Bochum avanza y sus ciudadanos están orgullosos de su huida hacia adelante. En Bochum se fundó la primera universidad alemana después de la guerra.
Bochum mira hacia el futuro. Más de la mitad de su espacio (¿o de su historia?) está enterrado bajo un manto de bosques, zonas verdes y parques multicolores.
De su cebolla sólo conservan la penúltima capa: los torreones de extracción de las minas, los altos hornos y las fundiciones de acero. De más allá no hay casi nada.
Si les preguntas por la II Guerra Mundial, obtienes como respuesta una caída de ojos en el vacío y un cambio nada disimulado de conversación.
Para enterarte de los barridos de la aviación aliada con sus bombardeos destructivos de las ciudades alemanas durante la II Guerra Mundial no hay otra forma sino leer las páginas de W. G. Sebald.

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