Miguel aún no ha llegado. Tardará meses y, cuando lo haga, vendrá en una silla de ruedas, y todo eso en el mejor de los casos. Antes pasará una buena temporada en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.
Cuando regresaba de Las Alpujarras a su casa del norte, Miguel se encontró de frente y en su mismo carril a un desalmado que se había bebido hasta el codo en una noche de gilipollas. El accidente fue bestial, igual que dos bombas mortales que chocan brutalmente. Se podría pensar que es una suerte que Miguel, con su lesión medular e inmovilizado de por vida, pueda contarlo aunque sean sus labios casi lo único que es capaz de mover.
Ya es suficientemente peligrosa la carretera por los imprevistos, casualidades o la fatalidad, como para que un descerebrado cargue aun más las tintas con una borrachera de falta de civismo, imprudencia absoluta e insensatez.
Este próximo fin de semana me acercaré a Toledo a abrazar a mi amigo Miguel. Laura me ha dicho que no se encuentra con fuerzas, que, por ahora, prefiere no ir.
Cuando regresaba de Las Alpujarras a su casa del norte, Miguel se encontró de frente y en su mismo carril a un desalmado que se había bebido hasta el codo en una noche de gilipollas. El accidente fue bestial, igual que dos bombas mortales que chocan brutalmente. Se podría pensar que es una suerte que Miguel, con su lesión medular e inmovilizado de por vida, pueda contarlo aunque sean sus labios casi lo único que es capaz de mover.
Ya es suficientemente peligrosa la carretera por los imprevistos, casualidades o la fatalidad, como para que un descerebrado cargue aun más las tintas con una borrachera de falta de civismo, imprudencia absoluta e insensatez.
Este próximo fin de semana me acercaré a Toledo a abrazar a mi amigo Miguel. Laura me ha dicho que no se encuentra con fuerzas, que, por ahora, prefiere no ir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario