sábado, 29 de marzo de 2008

Aún recuerdo el poema que Dámaso Alonso dedicó a su madre. A pesar de los años y las arrugas, del reuma que hincha y deforma las manos, del cansancio, a pesar de todo, el poeta veía a su madre como una candorosa joven.
Según creo, el poeta ya no era un niño cuando escribió aquellos hermoso versos. Tendría la edad suficiente para admitir la realidad y, aun así, superarla con amor e imaginación, también con la suficiente ingenuidad.
Tú eres todavía un pequeña niña; cuatro años tan solo. Y por eso, hay realidades que no existen para ti; no existen porque tú no quieres. No necesitas imaginación. Tus propios ojo modelan sueños reales: tu madre y tu padre son casi unos niños, unos chicos más bien; nunca admitirías que tus abuelos son viejos: las arrugas que otros ven en sus rostros deben de ser para ti pasajeros frunces de ceño.
Sin embargo, irás creciendo y tus ojos verán con mayor profundidad y osadía. Pero no perderás. No puedes dejarte perder. ¡Has de ganar con amor e imaginación! Si quieres, también con un poco de ingenuidad.

Mi padre me escribió esto hace unos años...
Hoy, me apetecía recordarlo.
(De www.unapizquita.blogspot.com )

No hay comentarios: