domingo, 16 de marzo de 2008

Desde Bogotá. ¿Qué tal te van las cosas por ahí, hombre de las postales?
Yo ya lo tengo todo muy clarito. Pero necesito tu ayuda. Mañana me voy de esta increíble, bulliciosa e inefable ciudad. Estaré fuera dos meses. Después regresaré para volver a partir ya definitivamente. Y, para entonces, me gustaría que me lo tuvieras todo listo. Yo creo que es tiempo más que suficiente. ¡No pongas esa cara de agobiado y de mártir! No es para tanto. ¿No te dices amigo mío? ¿Y para qué están los amigos si no es para que a una le echen una mano en estas circunstancias?
Te cuento. Lo he pensado bien y he decidido que no voy a seguir el tratamiento de quimioterapia que me han sugerido contra mi cáncer de pulmón. Estoy dispuesta a aprovechar al máximo lo que me quede de vida con mis propias fuerzas. No se trata de una rendición. Para mí es una apuesta. Yo pongo mis ganas y mi ilusión en saldar una cuenta que tengo pendiente hace años. Por primera vez desde hace tiempo, voy a luchar por mis ideales. Ojalá me acompañe la suerte.
Ayer tarde vi el cielo despejado. Estaba tomando un café en "El Paraíso", sentada junto a una mesa desde donde veía la plaza Simón Bolívar, llena de mujeres y hombres paseando, de niños corriendo unos detrás de otros o jugando a las canicas. Y empecé a compadecerme de mí misma. A todos los veía sonrientes y felices, totalmente ajenos a mi desgracia. Y me rebelé. No podía ahogarme en mi propia pena. Tenía que luchar, tomar partido, revivir, aprovechar hasta el último suspiro. Le echaré un farol a la vida.
Ahora, escúchame bien. Quiero que te hagas cargo de todos mis bienes (te envío un poder firmado ante notario) para que los pongas en venta. No te preocupes en exceso de sacar el mayor beneficio sino en liquidarlo todo de aquí a dos meses y de la mejor forma posible. El bar lo vendes; la casa, también; y todo lo demás. A ti te regalo mi biblioteca, algunos de cuyos ejemplares sé muy bien que codiciabas. Son para ti, te los mereces. Y también mis discos. Lo demás, ya sabes, lo vendes, salvo algún papel personal que o te lo quedas o lo quemas. Y, cuando hayas terminado con la venta, me envías el dinero que saques a esta cuenta que te anoto aquí.
Estarás queriendo saber qué voy a hacer aquí y con ese dinero. Ya te lo cuento para la próxima.

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